Un buen cultivador experimentado conoce la naturaleza de la vida de la planta y su contexto, pudiendo adelantarse a cualquier tipo de evento y llevando al mejor puerto su cosecha.
La planificación es fundamental, saber el cuándo y el cómo, hará que nuestras plantas “vuelen” y a su debido tiempo, nos harán “volar” a nosotros. Un sistema de trasplantes bien llevado, nos dará una mayor producción porque generamos una nube de raíces dispuesta a transformar todo el abono que utilizamos a lo largo de la cosecha.
Tener claro el punto de fertilización es indispensable para evitar carencias (recordemos que es mejor tratar carencias que excesos), y por ello recomendamos, seguir las indicaciones del fabricante y observar la genética que tienes entre manos, ya que cada planta es un ser único, y solo nuestro análisis y las acciones llevadas a cabo, serán las herramientas para un perfecto resultado.
Si quieres que todo ruede sin problemas actúa antes de la aparición de las temidas plagas, como las araña roja, oídio o botrytis, que lo único que harán con seguridad, es mermar la producción y calidad de tu medicina. Así que protege las plantas utilizando algún producto biológico como el aceite de Neem, que esteriliza a las arañas, impidiendo su reproducción. Se puede utilizar tanto foliarmente como en la irrigación, actuando de forma sistema en el último caso.
Según avance la floración el oídio y la botrytis aparecerán (cuidado con los cogollos de gran volumen como los de la variedad Critical Mass y la humedad) si se dan las condiciones ideales como una buena humedad y falta de ventilación. Para evitar problemas, podemos utilizar Oidioprot y Botryprot, dos productos biológicos que minimizarán los daños por estos dos hongos omnipresentes, aplicándolos por vía foliar, y nunca en las últimas semanas de floración.